Otros años, la milenrama sale de forma silvestre con muchísimas más fuerza, pero este año, al menos en nuestra zona, no está todo tan florido, así que, nos tendremos que contentar con unas pequeñas cantidades. Para la manzanilla, se necesita cultivar bastante extensión y, aunque nosotros habitualmente solo tenemos para nuestras infusiones, o algún que otro oleato, este año se ha extendido por bastante partes de la huerta, y la hemos dejado para aprovecharla un poquito más. Aun así, lo que cuesta conseguir, al menos, medio quilo de flores frescas... y ¡ocupan tan poquito! Son plantas que rinden muy poco, sobretodo la manzanilla, así que las tendremos como un pequeño tesoro, para nuestras cremas y, si acaso pasan a nuestra lista de hidrolatos disponibles, serán solo una o dos unidades.
No sé si conocéis de cerca los aceites esenciales, pero habitualmente son de color transparente, o ligeramente amarillos o amarronados. Así que cuando destilas manzanilla, y empiezan a aparecer pequeñas y sutiles gotas de un color azul intenso, eléctrico, lo miras varias veces, para contemplar esa belleza. ¿No os parece un color espléndido?
Solo hay tres plantas (que conozca) que produzcan un aceite esencial azul: manzanilla (matricaria recutita), milenrama y tanaceto; así que, destilar dos de ellas juntas... Aunque el de milenrama es casi inapreciable para las cantidades que nosotros manejamos, pero siempre se ve una pequeña cantidad testimonial, mucho más azul oscuro, casi gris.
Y lo aromatizada que queda la casa, con un olor a infusión recién hecha, durante horas...
Queda todavía mucho verano por delante, y muchas más plantas que seguiremos recogiendo, destilando, secando, macerando...
¡Comienza una época intensa!
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